SELECCION DE POESIAS

A LAS FILAS !
(A los obreros de la Pampa)

Sacude tu marasmo, oye, te llama
La voz de la conciencia a la pelea;
Alza la frente en donde jigantea
La luz de la Justicia que te aclama!

Alza la frente i mira cómo ondea
En medio del calor de sacra llama
Nuestro rojo i homérico oriflama
Que brilla sobre el mundo cómo tea.

I que el grito de lucha se desate,
I que tiemblen los viles de este suelo
I el rugir tempestuoso se dilate!.

I a luchar, a luchar, por nuestro anhelo;
I morir si es preciso en el combate
El pecho erguido i la mirada al cielo!.


Goyo Diaz,
El Marítimo N.75
Antof. 1904 Oct. 22


DECIMA ANTIGUA

El cura no sabe arar
Ni sabe enyugar un buei,
Pero por su propia lei
Él cosecha sin sembrar,
Él para salir a andar
Poquito o nada se apura;
Tiene su renta segura
Sentadito descansando
Sin andarse molestando
Nadie gana mas que el cura.

Anónimo
El Marítimo N.121
Antof. 1905 Sep. 9


EL MIEDO AL ROJO

Roja es siempre la aurora de los serenos dias;
roja, la llama vírjen que todo purifica
i rojas son las rosas encanto de la vida,
i son rojos los labios que al amor nos invitan.

¿Por qué entonces se espanta de una roja bandera,
el burgues, i maldice, desesperado, i tiembla,
al verla que en los aires gallardamente ondea,
precusor estandarte de la cruzada nueva?

Porque el buho es siniestro i prefiere la noche
porque no hay inmundicias que la llama no borre;
porque a pasto i no ha rosas, tiene el asno aficiones;
en fin, porque al eunuco repugnan los amores.

Mas, sobre todo, el rojo lo hace sudar de angustia
porque roja es la sangre derramada en la lucha.
¡Sangre de héroes caidos para abrirnos la ruta;
terror de almas estériles i frias como tumbas!

Alfredo Arteaga
El Marítimo N.138
Antof. 1906 Enero 6


DE LA PAMPA

El chupa sangre Navarrete
Es el sereno del Oriente
Peseguidor del inocente
I del bandalaje alcahuete

De este sinvergüenza badulaque
Voi a hacer una reseña,
Para que se cuiden las porteñas
Cuando a Antofagasta baje.
Es el hombre mas salvaje,
Arididoso i chupete,

Persiguiendo a la clase obrera
Porque es de la pandilla garrotera,
El chupa sangre Navarrete.

Todos los dias se emborracha
I esto puramente de bolsa;
Licor nunca compra,
Siempre anda a la que salta,
Bolseando de casa en casa
Se ve continuamente,
Traguitos de ron i aguardiente
Bien que le gusta mucho
Al infame avechucho
El sereno de Oriente.

Ojos de zorra melonera
Garras de ave de rapiña
Instinto de fiera carnicera
Galafate y embustero,
Sabio i garratero
Del obrero consecuente,
Vejado diariamente
Se ve el trabajador, oprimido
Por este pícaro corrompido
Perseguidor del inocente.

Todos los dias aguaitando
A los pobres comerciantes
Para quitarles al instante
Lo que llama contrabando;
Pero cuando le están pagando
Hace de las orejas bonete,
Bellaco, sinvergüenza, pillete,
Mas salvaje que Caco.
Es el amigo de los pacos
I del bandalaje alcahuete.

Por fin amigo Navarrete
No te des por ofendido
Que del carbon que has vendido
El administrador es inocente
Que si no inmediatamente
Te habria mandado a Pepita.
Cuando en las noches oscuritas
Te saltas a las carboneras
Para venderla a las cantineras
A tres pesos la sacadita.

Doralizo Fuigueroa
El Marítimo N.144
Antof. 1906 Feb. 24
El verso séptimo de la primera estrofa es ilegible.
El corte de la tercera estrofa es nuestro.



EL TIPOGRAFO

Obrero intelijente i estudioso
fino de tacto i con caudal de vista,
de las letras en pos su mano lista,
las baraja incansable sin reposo.

Una a una por órden riguroso,
siempre seguro sin perder le pista,
lijero las ajusta i las revista,
cual jefe de soldado cuidadoso.

Es factor au iliar del pensamiento,
del escritor descifra el garabato
jamas su pecho siente el desaliento,

tiene buen corazon, ameno trato,
i por su ilustracion i entendimiento
es el obrero de saber mas lato.

Manuel Delgado
El Marítimo N.156Antof. 1906 Jul. 3


LOS OBREROS

Bajo la aurora roja que clarea,
por el camino blanco de la aldea
desfilan los obreros en cuadriga.
Resignados i mudos, los colosos
dejan colgar los brazos poderosos
al azar de la marcha i la fatiga.

Tienen perfiles anchos i salientes,
el cabello les cae sobre las frentes,
las espaldas son bloques de canteras:
i cuando estan dispersos i distantes
se recortan al sol como jigantes
que marchan al asalto de una hoguera.

Ante ellos, entre tules de neblina,
alzan las chimeneas de la usina
sus dos brazos de sangre coagulada;
i en la estraña tristeza del paisaje
aquella obscura muchedumbre en viaje
parece una gran fuerza maniatada.

Deja tras ella muerto al caserío
donde tiritan de dolor i frio
las mujeres, los niños, los ancianos:
al obrero que vuelve la cabeza
se le anegan los ojos de tristeza
i se le crispan sin querer las manos.

Pero por sobre el soplo de la amargura
que cubre como un manto la llanura
flota una claridad deslumbradora...
es la esperada redencion que viene:
entre las manos como cedro tiene
las fulgurantes llamas de la aurora.

I la oscura i doliente caravana,
entonando los cantos del mañana,
entra en su negra cueva de dolores,
como una tempestad hecha poeta
que al fin estallará sobre el planeta
en una colosal lluvia de flores.

Manuel Ugarte
El Trabajo N.8
Antof. 1907 Nov. 7
[1]
[1] En el cuarto verso de la segunda estrofa la primera I no fue confirmada.


¡ ADIOS PARA SIEMPRE !
Para ella - (En mi partida a Oruro)

Por ti hoi abandono, mi dulce hogar querido
Por ti dejo la bella tierra en que nací.
I cuando yo ya lejos, este de tu semblante
Las lágrimas de la ausencia, por ti derramaré.

Te quise con delirio loco, con amor profundo
Que nada en este mundo se opuso ante voz
I hoi tú me desprecias, y me ofreces los desdenes
I vengo hoi a darte mi adios, mi último adios.

Quizas cuando ya lejos esté yó de este suelo
Hagas un vago recuerdo, del hombre que te amó
I ostúvelo yo distante del chileno suelo,
Adios hoi vengo a decirle, para siempre adios.

Maldigo si, maldigo las horas de mi vida,
I el haberte conocido maldigo con todo el corazon
Quizás hoi no es tuviere mi vida en agonia
Al irte a dar ingrata, mi último adios.

Mui pronto olvidartes, los tristes sufrimientos
Que sostuvimos hasta poco ambos dos,
I asi olvidastes, al hombre que te quere;
Adios ingrata mia, para siempre adios.

R. R.
El Cachimbazo N.10
Antof. 1908 Agosto 9


REIR LLORANDO

Cuantos hai cansados de la vida
En forma de pensar muerto se dió
Hacen reir como el actor suicida
Sin encontrar para su mal dolor.

¡Ai! cuantas veces al reir se llora
Nadie en lo alegre en reir se fia
Porque los seres que el dolor devora
El alma llora cuando el restro rie.

Si muere la fé sé huye la calma
I solo abrojos nuestras plantas pisan,
Lanza la paz la tempestad, del alma,
Un relámuago triste, la sonrisa.

El carnaval del mundo engaña, tanto
La vida son caras mascaradas
Que aprendemos a reir con llanto
I tambien a llorar con carcajada

R. R.
El Cachimbazo N.15
Antof. 1908 Sep. 20



TRIUNFAL

Era la medianoche
cuando el volcan rujía,
con tal algarabía
sembrando el estupor.

La aldea oscurecida
temblaba con espanto
i el pueblo con su llanto
clamaba al Hacedor

Nadie de sus moradas
a salir se atrevia,
porque talvez temian
del abismo el rencor

Solo un hombre haraposo
ahogando un jemido
con tétrico alarido
desafiaba el furor

Gritaba con voz débil,
mostrando unas cadenas
que al oprimir sus venas
estaban destrozadas.

¿Quién es ese? preguntaban
los hijos de esa tierra,
¿A quién la suerte perra
lo quizo aniquilar?

I entónces el abismo
razgándose las nubes,
Salieron los querubes
las glorias a cantar.

"Yo soi, decia el canto,
el pueblo redimido,
tened bien entendido:
se acabó ya la opresion.

Ya rotas las cadenas
del miserable esclavo;
hoi es el pueblo bravo
quien grita libertad.

Somos la plebe hambrienta
que en la gran jornada
luchó desenfrenada
buscando redencion.

Somos de los humildes
la ola enfurecida
la ola que, perdida,
recien viene a estallar.

I ¡Ai! de los que oprimen
a todos mis hermanos
esclavos de tiranos
ya no queremos ser.

I el horizonte oscuro
mostró con letras rojas
de laureles con hojas
Justicia i Libertad

perfumose el ambiente
renació la ventura
i en esa patria pura
do vive la Verdad.

I todos los atletas
que cayeron bregando
salieron desfilando
de la augusta mansion.

I entónces se acabaron
las luchas jigantescas
i las sangrientas grescas
cuando se pide pan.

T. G. E.
El Trabajo N.30
Antof. 1908 Nov. 8[
Las i de las estrofas décimo tercera verso uno,
y décimo sexta verso tres no pudieron confirmarse.

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